Primera versión de los versos:
"Sola en ti, Lesbia, vemos ha perdido
el adulterio la vergüenza al cielo;
pues licenciosa, libre, y tan sin velo,
ofendes la paciencia del sufrido.
Por Dios, por ti, por mí, por tu marido,
no sirvas a su ausencia de libelo;
cierra la puerta, vive con recelo:
que el pecado se precia de escondido.
No digo yo que dejes tus amigos;
mas digo que no es bien estén notados
de los pocos que son tus enemigos.
Mira que tus vecinos, afrentados,
dicen que te deleitan los testigos
de tus pecados más que tus pecados".
Segunda versión de los versos:
"Sólo en tí, Lesbia, vemos que ha perdido
el adulterio la vergüenza al cielo;
pues que tan claramente y tan sin velo
has los hidalgos huesos ofendido.
Por Dios, por ti, por mí, por tu marido,
que no sepa tu infamia todo el suelo;
cierra la puerta, vive con recelo;
que el pecado nació para escondido.
No digo yo que dejes tus amigos;
mas digo que no es bien que sean notados
de los pocos que son tus enemigos.
Mira que tus vecinos, afrentados,
dicen que te deleitan los testigos
de tus pecados más que tus pecados".
Francisco de Quevedo, primera mitad del siglo XVII.
Historia Antigua e Historia Moderna
has los hidalgos huesos ofendido.
Por Dios, por ti, por mí, por tu marido,
que no sepa tu infamia todo el suelo;
cierra la puerta, vive con recelo;
que el pecado nació para escondido.
No digo yo que dejes tus amigos;
mas digo que no es bien que sean notados
de los pocos que son tus enemigos.
Mira que tus vecinos, afrentados,
dicen que te deleitan los testigos
de tus pecados más que tus pecados".
Francisco de Quevedo, primera mitad del siglo XVII.
Historia Antigua e Historia Moderna
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