02 mayo 2015

II Clasificación por épocas


Clasifico los temas de este blog
en función de las diversas épocas históricas
que son reconocidas, en general, universalmente:
PrehistoriaHistoria AntiguaHistoria Medieval,
Historia Moderna e Historia Contemporánea.

El criterio que se ha seguido hasta ahora en mi tierra,
es decir, en Navarra, inserta en el Pirineo,
y por tanto en la costumbre de Europa Occidental,
distingue las citadas épocas de la manera siguiente:
Prehistoria nace en el estudio de remotos tiempos.
Historia Antigua comienza con la escritura
y finaliza el año 476 de nuestra era.
Historia Medieval perdura  un milenio hasta 1453.
Historia Moderna se extingue en 1789.
Historia Contemporánea llega a la actualidad.

La existencia, pero, de serios matices es un hecho.

Así, conforme avanzan las investigaciones,
Prehistoria se va alargando felizmente,
cada vez más hacia lejanas edades,
un éxito que deseamos aquí compartir.

Historia Antigua, a su vez, desborda límites iniciales
y en comarcas africanas, asiáticas o europeas
permite un seguimiento que amplía sus milenios,
gracias a un mejor conocimiento del Neolítico.
Pues bien, nos unimos a este nuevo horizonte.

Historia Medieval, por su parte, ha disfrutado
de algún otro punto de partida más temprano
en ciertas culturas y escuelas, como el año 312,
mientras que otras opiniones no han tenido reparo
en retrasar su comienzo hasta años posteriores
como, por ejemplo, 565, 570, 632, 711, 732, 800,
haciendo de Antigüedad Tardía y Alta Edad Media
un lugar común de encuentro y discusión.
Como punto final, se ha mencionado, e hilado,
el dicho 1453 con 1492, clave para América,
que bien cercanos quedan, la verdad.
Por nuestro lado mantendremos 476 y 1453.

Historia Moderna, según varios criterios nacionales,
no habría concluído todavía y, por tanto,
1789 no sería suficiente mojón en el devenir.
Para nosotros sí es conveniente hacer la distinción.

Historia Contemporánea habría nacido, en definitiva,
y se prolongará hasta no disponer mayor novedad...

Deseo, en cualquier caso, realizar un último,
pero no por ello menos importante apunte aclarativo.

Así, tengo a bien destinar otro espacio
bajo el nombre Historia de América anterior a 1492,
por razones que considero obvias,
y que probablemente también podría crear
para otras extensas zonas de nuestro mundo.

Ah, y sin olvidar el epígrafe que utilizo
de manera más reflexiva bajo el título Historia.

Recibe, querido lector, un cordial saludo,

Erlantz

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