08 octubre 2015

II Historia del Antiguo Egipto (2)


"La presentación de la historia del antiguo Egipto
en forma narrativa atrae inevitablemente la atención hacia el cambio y el desarrollo
pero, por el loable propósito de hacer amena la narración tiende, en la práctica,
a una excesiva dramatización que muchas veces las fuentes no justifican.

En las partes que hemos dedicado [...] a la historia interna de Egipto
se ha minimizado conscientemente el elemento narrativo.
Pero la alternativa de presentar la base histórica del Imperio Antiguo y del Imperio Medio
en forma de un sistema gubernamental en el que cada parte
-el faraón, sus funcionarios, gobernadores provinciales y personal del templo-
desempeña su papel sin perturbar a los otros,
puede conducir demasiado lejos en la dirección opuesta y,
al presentar el sistema en un equilibrio tan armonioso,
puede hacer difícil comprender -sobre todo-
cómo se produjeron los graves problemas del Primer Período Intermedio.

Con la excepción de la dinastía de los hicsos,
las raíces del cambio histórico parecen hallarse dentro de Egipto y,
en el nivel político, particularmente en las relaciones entre el faraón,
los funcionarios de su corte y los hombres más ambiciosos de las provincias.
Pero, muchas veces, la falta de documentación hace difícil saber si el desarrollo
de una institución o segmento de la sociedad distinto de la monarquía
es un indicio del debilitamiento del control real o un síntoma de la capacidad del faraón
para adaptarse al cambio (y, tal vez, incluso para producirlo).

Por ejemplo, el historiador moderno necesita encontrar una razón,
por lo que respecta al Primer Período Intermedio,
que vea en el énfasis en el culto solar durante la Dinastía V
un signo de la disminución del poder real en lugar de una evolución interesante de los cultos
patrocinados por la corte y que de ningún modo perjudicó el control
sino que, incluso, pudo haberlo fortalecido.

El recurso al razonamiento post hoc, ergo propter hoc es muchas veces la última alternativa
si consideramos esencial una explicación global de los acontecimientos.
Puede ser, no obstante, que un enfoque histórico ad hoc, que se centre en una situación
específica cada vez, ponga demasiado énfasis en los aspectos más superficiales.
Existe la alternativa de comenzar desde una posición más teórica, determinista,
y de argumentar que el estado democrático posee
una serie de propiedades estructurales básicas, algunas de las cuales son debilidades,
y que en el caso de las primeras civilizaciones aluviales tomaron una forma común particular.

Si se desea considerar a Egipto desde ese punto de vista
es necesario fijarse en varios aspectos de la sociedad estrechamente interrelacionados.
En primer lugar, aunque el Nilo tiene un régimen un tanto diferente del sistema Tigris-Eúfrates,
por ejemplo, habría poseído también -junto con otras grandes civilizaciones aluviales-
la capacidad de producir un excedente agrícola
una vez satisfechas las necesidades de su población original. [...]

La burocracia es un factor fundamental de las primeras grandes civilizaciones y en Egipto
debió surgir fundamentalmente para satisfacer las ambiciones de los primeros faraones.
Cuando vemos cómo operaba en los textos administrativos que se conservan
parece haberse ocupado fundamentalmente de facilitar la transferencia de la producción
a los diferentes centros que constituían la "corte" y a sus representantes de las provincias
y de supervisar las tareas de construcción,
en lugar de preocuparse por el mantenimiento del sistema agrícola.
Sería en el seno de ese grupo donde su incremento numérico y la elevación
de sus expectativas materiales produciría serias presiones sobre el excedente agrícola.

Las fundaciones religiosas tenían un papel fundamental en la economía egipcia. [...]
El comportamiento económico de estas fundaciones
tuvo probablemente un papel importante en la historia de los primeros períodos,
pero la total ausencia de datos cuantificables
hace muy difícil realizar una estimación más detallada.

Finalmente, aunque la construcción de tumbas monumentales y las tumbas de los individuos
dominantes de la sociedad constituyen un rasgo destacado del antiguo Egipto,
no comprendemos todavía adecuadamente sus efectos.
Algunas veces se ha dicho que el Primer Período Intermedio sería la consecuencia
del agotamiento del país por causa de la incesante actividad en la construcción de pirámides.
[...] Este tipo de enfoque formal implica un grado de inevitabilidad,
especialmente si el estado burocrático es considerado,
a largo plazo, como un fenómeno inestable.
Pero aun concediendo ésto, no priva al historiador de la oportunidad de explicar
por qué en un momento, y no en otro, la historia tomó un rumbo determinado.
El elemento político no es fácilmente absorbido en un marco de explicación determinista.
Así, el restablecimiento de una monarquía fuerte en el Imperio Medio que permitió
-o fue obligada a aceptar- la existencia de gobernadores provinciales
con importantes pretensiones no es una consecuencia obvia de una explicación determinista
de por qué el Imperio Antiguo había llegado a su fin. [...]

La idea de que es posible una explicación depende también de que se asuma
que la evidencia y los diversos factores
operaban de forma bastante uniforme por todo el país,
de manera que lo que hallamos en una zona
puede ser considerado como típico a nivel nacional.
Pero hemos de considerar la posibilidad de que,
dado que los documentos se han preservado mucho mejor en el Alto Egipto,
nuestra atención se haya centrado excesivamente en una parte del país
cuya participación en la política de la corte en Menfis
fue muchas veces menos intensa que la de las regiones situadas más al norte,
y que, por tanto, no constituye siempre una guía fiable
respecto a los factores que afectaron más seriamente
las fortunas de la casa gobernante en Menfis.

Un examen general de la historia egipcia antigua sugiere la aparición de una dicotomía política
en las épocas en las que no existió un gobierno centralizado y centralizador fuerte. [...]
Sin embargo, la parte más meridional del Alto Egipto se mantenía con mayor facilidad
como una unidad, gobernada desde un solo lugar cuya preeminencia recibía justificación
a través de la teología, por lo cual se concedía una atención especial a un culto local,
mientras que la divinidad ocupaba un lugar central en la teología de la monarquía divina. [...]
Este factor geográfico es útil como posible perspectiva global
para impedir que las irregularidades en la conservación de los testimonios
tenga una excesiva influencia en el momento de escribir la historia.

Pero de un período a otro es necesario introducir modificaciones
a la luz de lo que sabemos respecto a las complejidades de situaciones
que son únicas en cada período. [...] mientras que a finales del Imperio Antiguo
fueron los gobernadores provinciales del Alto Egipto
quienes comenzaron a competir por los recursos con la corte,
en las postrimerías del Imperio Medio
ese papel fue desempeñado por las nacientes ciudades-estado del delta.
No parece ilógico pensar que la serie de reyes clientes
que debieron gobernar en el Norte de Egipto durante la época de gobierno de los hicsos
se integraron en un sistema que tenía ya una cierta tradición histórica y económica".


Barry J. Kemp
[reflexión editada en 1983]
Historia Antigua


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