17 junio 2014

Palabras de R.Ch. Eucken


"Los progresos son evidentemente numerosos,
pero se limitan al lado exterior de la vida
y sólo se refieren a nuestras relaciones con el mundo exterior;
entonces es muy cuestionable si realmente evolucionamos en el orden moral.

La vida en su desarrollo experimenta bruscos golpes
que dejan al hombre en la oscuridad.
En todo caso, el desarrollo de la cultura le deja insatisfecho.
¿Podemos asegurar que le haga feliz?
¿Aumentan con el paso del tiempo su fuerza espiritual y la nobleza de sus intenciones?

El problema tiene raíces más profundas de lo que parece.
Se trata de averiguar si todo perfeccionamiento, dentro del círculo humano,
tiene suficiente poder para cambiar la esencia del hombre.
Sobre todo, en el orden histórico social,
parece no encontrarse suficiente fuerza para mejorar al hombre,
como en tiempo se pensó,
esperando de un aumento cuantitativo un perfeccionamiento cualitativo.
Ya que historia y sociedad no se encuentran fuera,
sino dentro de aquella posición confusa y contradictoria,
y amenazan las producciones indiscutibles con graves daños.

El hombre ejerce, sin duda, una presión de carácter intelectual,
técnica y práctica cada vez más intensa, sobre todo lo que le rodea,
pero este progreso no desvanece su vida interior,
no le hace más noble y más grande en sus dimensiones anímicas;
por el contrario, el alma parece sentirse debilitada y oprimida
por el exceso y rapidez del trabajo conducido hacia fuera
y contaminado de la confusión de las cosas.

El triunfo del trabajo se convierte, por esto mismo,
fácilmente en un fracaso del hombre.
Si la formación de una historia excede del momento fugitivo
y convierte, la experiencia de los siglos, en una adquisición del presente,
éste pierde, por su relación con lo extraño y lo pasado,
su independencia, su originalidad, su verdad misma;
como hijos de la historia vivimos una vida más que nuestra, prestada".


R.Ch. Eucken
Historia



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